viernes, 12 de junio de 2020

Las suaves caricias

No planeaba esto, nunca pensé que pasaría, pero pasó. El día de volvernos a encontrar llegó, estaba nerviosa evidentemente, volver a mirar tus bellos ojos cafés me emocionaba al borde de hacerme temblar, desempolvando emociones y sensaciones que creí extintas. 

Levanté la mirada y ahí estabas, frente a mí, tal como te recordaba, esa voz que me llena todos los días volvió a saludarme de cerca, como antes. Charlamos como nunca lo habíamos hecho, te mire reír hasta sonrojarte, y puedo apostar que ocurrió lo mismo conmigo. Observe a detalle tu mirada, tus ojos cafés a los que atravesó una línea de sol, esa mirada que brilla por si sola y que me envuelve cuando se mezcla con la mía. 

Por fin pude sentirte, las suaves caricias de tus manos en mi piel me llevaron a otro nivel. Tu piel rozando la mía, tu pecho guardandome mientras tus brazos me cubrían y tu voz se grababa lentamente en mi memoria. Mis manos rozando las tuyas, tocando lentamente tu piel, memorizando ese placer que mis dedos transmitían a otras partes de mi cuerpo. 

Éxtasis total, pero el reloj marcaba los minutos finales de este encuentro, sonreímos lo sé, mi mirada y la tuya se entrelazaban y se gritaban miles de cosas en cuestión de segundos.

La humedad de mi cuerpo resumía el encuentro totalmente placentero, las suaves caricias de tu piel, sin duda, dejaron una huella permanente en la mía. 

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