viernes, 27 de enero de 2012

Te extraño

No sabes cuánto te extraño, no sabes cuanta falta le haces a mi cuerpo, a mi alma, no sabes cuanta falta le hace tu latir a mis oídos, tu olor a mi nariz, no sabes cómo extraño ver esos ojos, esos ojos que amo, no sabes cuánto te extraño, no sabes todo lo que he sufrido en tu ausencia, no sabes cuánto extraña mi piel a la tuya, ¿sabes que gritan mis labios?...te extraño…Necesito tu presencia en mi vida. ¿Sabes cuánto ha sufrido mi cabello? No hay quien lo acaricie y lo bese todos los días…mis manos piden a gritos el contacto con tu cuerpo, con tus manos, con ese cabello rizado y negro como la noche, mi boca pide tus besos, mis labios quieren tu piel, mi voz anhela hablarte al oído de nuevo, y ¿sabes que tengo que decirle a todas sus suplicas?...no insistan, el no estará aquí…y así se cierra mi noche todos los días, con lagrimas en los ojos, con cara de tristeza, con pensamientos de extrañarte cada noche, cada día, en cada comida, en todo momento.   
Cierro mi día pensando que estarás haciendo ahora… ¿me extrañaras como yo te extraño a ti?...dame señales de vida, solo pido un minuto más a tu lado, que me digas que todo estará bien, que no debo de temer, que no debo de llorar, que las cosas mejoraran, que debo dormir, y mañana cuando se ponga el sol, todo estará mejor. Te extraño, quiero abrazarte mil horas en el día, solo una vez más, lo único que pido es poder demostrarte cuanto te amo sin que tú me rechaces, quiero que me digas al oído que me quieres, quiero que me abraces con las mismas ganas con las que yo muero por hacerlo, quiero que beses mi mejilla y me hagas reír, quiero ver una mueca de alegría en tu rostro cuando me ves llegar, quiero que cuando me veas aproximarme a ti, te levantes con una sonrisa y abras tus brazos para recibirme como lo hacías antes, quiero sentir tu aliento de nuevo, quiero compartir de nuevo mi vida contigo, te amo, y te amare toda mi vida, te extraño, y creo que te extrañare por siempre si las cosas no cambian. Mis lagrimas se derraman cuando escribo esto, ya son menos que ayer, no debes preocuparte, tal vez en poco tiempo ya no llore por ti, aunque eso no esfumara el extrañarte cada noche.  Quiero ir a comer contigo, quiero que comamos helados y juguemos con las palomitas del cine sin importar que no veamos la película y solo nos concentremos en nuestras travesuras, quiero darte a probar el delicioso pastel de cumpleaños en la boca, quiero sentarme en el pasto a ver como avanzan las nubes en el cielo, los dos en silencio, quiero dormir en tu pecho y que me abraces cuando me de frío.  Quiero que nos mojemos bajo la lluvia sin importar mi maquillaje o la ropa que llevemos puesta, quiero que me cubras del sol cuando ya no puedo caminar con tanto calor.   
Solo te quiero a ti, no hay mas palabras que esas, te amo.

martes, 24 de enero de 2012

La camisa a cuadros


Era sabado por la mañana, se suponía que debía estar en clase.  Llego a mi celular un mensaje de ese chico tan sexy y que me gusta desde el primer momento en que hablamos, somos muy buenos amigos, pero aun así, el me agrada muchísimo.
El mensaje dice: “que onda, ¿vas a llegar a clase? te estoy esperando eh…”.   Un día antes habíamos hablado sobre desayunar después de la escuela, pero para mi mala suerte el día que hablamos sobre eso fue viernes social,  y no tuve más que irme de fiesta, por esa sencilla razón no pude levantarme temprano para llegar a clase. 
Dieron las 10:00 am y le llame, el tono característico del teléfono me ponía de nervios; carraspeo dos veces para aclarar mi voz y escucho un “¿hola?”.  Era el, yo con voz de recién despierta le digo “¡hola! Llamaba para ver qué onda, ya no pude llegar…pero si iremos a desayunar ¿verdad?”.  El contesta afirmativamente y lleno de emoción “claro nena tú dime donde te veo”; la emoción y los nervios llenan cada célula de mi cuerpo.  Después de unos minutos terminamos la llamada y yo, de un salto brinco de la cama, tomo mis cosas y me meto a dar un baño.
Termine de bañarme, alistarme y salí corriendo de mi casa, tenia 40 minutos para llegar al punto de reunión.
Justo a tiempo, 10 minutos antes yo ya estaba lista, nerviosa, pero lista para verlo, y poder pasar un rato con él, no sabía exactamente qué pasaría, y mientras esperaba en mi mente retumbaban sus palabras “nos la vamos a pasar bien, no te preocupes, te daré un buen regalo de cumpleaños”.
Dio la hora de la cita y el llegaba, con esa amada camisa roja a cuadros que tanto amo, lo vi y sonreí, como siempre, el siempre haciéndome burla de todo…es lo que más me encanta de él, que siempre me hace reír.
Salimos y caminamos por las calles de la cuidad, no recuerdo exactamente qué dirección tomamos, si quisiera ir de nuevo a ese lugar no podría hacerlo, solo pensaba en lo encantador de su sonrisa, en el tono de su voz, y en esos ojos brillantes que me encantan.
Por fin llegamos al lugar, su casa vacía, solo nosotros.  Salimos por algo de comer, el quedo en hacerme un delicioso desayuno de cumpleaños.  Compramos un jugo, el aseguro tener el resto en la cocina, yo confiada en su palabra lo seguí de nuevo hasta la entrada de su casa.
Pasamos un rato hablando de tonterías y después dijo: “ven, vamos a poner algo de música”.  Entre bromas, risas, y abrazos hablábamos de nuestras vidas, a pesar de ser un gran amigo, no hablábamos mucho, y cuando lo hacíamos, era muy reconfortante, y al mismo tiempo, algo sexy y perverso.
El tiempo paso y me dijo: “ven, siéntate aquí, ¿te gusta esta canción?” y me señalo un lugar a lado de él en su cama.  Yo moría de nervios, tenía en mente, después de mucho platicar de nuestra soledad, solo la imagen de sus labios en mi cuerpo.
La canción comenzó, a decir verdad no recuerdo ni que canción era, solo recuerdo su voz diciendo: “acuéstate ven”. Yo me acosté a un lado de él, sobre su brazo derecho, el me abrazó y yo pasé mi brazo sobre su pecho, me beso la frente y yo cerré los ojos, era el momento que estaba deseando tener desde que me enamore de él y su manera tan conquistadora de andar por el mundo.
La música seguía, al igual que su mano seguía el contorno de mi cuerpo, y fue ahí donde todo comenzó.  Como lo había imaginado más de una ocasión, el se acercó a mí, su mano abrazo mi cintura y sus labios tocaron los míos.  Tenía razón, me dio uno de los mejores regalos de cumpleaños de mi historia…hasta ahora.
Recuerdo sus labios suaves y tibios tocando los míos, recuerdo el olor de su cabello y lo suave de su almohada, recuerdo el color de su ropa de cama, y recuerdo también la sensación que tuve cuando comencé a desabotonar su amada camisa a cuadros.
Sus besos eran suaves, con un toque especial, algo los distinguía del resto de los besos que he recibido en mi corta vida.  Mientras nos besábamos, nuestras manos hacían que la carga de ropa en nuestro cuerpo fuera menos. 
Finalmente terminaron esos dos cuerpos hambrientos de pasión desnudos sobre unas suaves sabanas blancas.  Lo demás…lo demás es historia, como lo imagine cuando él me hablaba minutos atrás, tuve sus labios en todo mi cuerpo, sus manos eran mágicas, suaves, precisas, me daban justo lo que yo quería, y ni hablar de esa boca rosada, sus labios suaves, su lengua húmeda…todo era perfecto.
Paso un tiempo, no sé cuánto, la hora era lo que menos me importaba en ese momento lleno de fuego, y el teléfono sonó, era mamá preguntando a qué hora regresaría, y que si me esperaba a comer. “umhh…mejor comida que la que tengo ahora no creo que puedan servirme hoy”, pensé, “no gracias, llego en un rato” le contesté.
Después de eso el solo me miró y me sonrió…pensé que la magia había terminado ahí, pero el volvió a besar mi cuello y a rodear mi cintura con sus manos suaves.  Su piel desnuda y empapada de sudor me decía tócame, bésame, ven acércate…
En verdad, fue un excelente regalo de cumpleaños...cumpleaños que nunca olvidare...al igual que ese cuerpo y esa piel tostada.
Terminó el momento lleno de pasión, sus labios dieron el último beso en mi hombro derecho, desnudo aún, yo…yo solo sonreí y termine de arreglarme.  El terminó de abotonar esa amada camisa roja a cuadros y nos dimos a la tarea de servir en dos vasos un poco de jugo, compra que olvidamos horas antes…después de eso, y para finalizar el regalo, salimos de su casa, caminamos por el parque, y tomamos un café en un lugar céntrico.

sábado, 21 de enero de 2012

No te demores...


Me queda claro que lo único que quiero no es que regreses a mi camino, sino que vengas a barrer todas las astillas que dejaste en el ... no puedo avanzar con todos esos restos ahí ... Te pido que, lo más pronto posible, vengas a recoger lo que dejaste para así poder tener tranquila mi alma y poder sonreír de verdad como lo hacía antes ... sin fingir felicidad, sin decirle a todo el mundo que estoy bien cuando en realidad lloro todas las noches; después de que tu limpies, llegare yo a reordenar mis papeles y así poder caminar, me mirare al espejo y creeré que soy una persona fuerte que puede seguir caminando ... solo un favor, no demores, no quiero pasar mi vida esperándote!!!