Y es que es así, el destino quiso que volvieran a coincidir nuestros caminos, y aunque sigo sin conocer tu rostro, despierto todos los días sintiéndote cerca.
No sabes la necesidad que tengo por escuchar tu voz, de aspirar tu aroma natural, de poder sellarte en mis recuerdos completamente.
A veces, me da miedo caminar a prisa y que te quieras ir. Por que es cierto, no te conozco, y esa necesidad insaciable a veces me vuelve loca.
Realmente no se que hay en ti que te deseo de una forma inexplicable, y no me refiero a ese deseo sexual que pudiese sentir con alguien más, es ese deseo de tenerte, de tocarte, de solo estar en silencio y mirar tus ojos, de conocer tus gestos, de simplemente estar.
Te quiero, de eso no hay duda, pero ahora me siento perdida en este mar. Algunos días amanezco tranquila y una canción tuya o un mensaje hacen que me pierda en la fantasía de que sería de mí si te tuviera aquí, pero luego ya no estás, y dices que no estás listo, que no es momento y yo, espero, paciente aunque al mismo tiempo inquieta por el miedo al tiempo perdido. Si, esto que ayer sentimos vale la pena esperarlo, pero ¿Será realmente que aún exista? O peor aún ¿Algún día existió?
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